Aunque en sus orígenes fue un humilde cementerio, el Vaticano constituye hoy en día uno de los lugares más poderosos del mundo. No en vano, entre sus muros añejos se cimentó una fe religiosa que, pese a estar perseguida en sus inicios, llegó a dominar rápidamente el orbe occidental y, en la actualidad, aglutina a más de mil millones de fieles en los cinco continentes.

Devotos que, a diario, recorren los escasos quinientos metros de la Via della Conciliazione para toparse con el primer templo de la cristiandad, con la "piedra angular" sobre la que el apóstol Pedro edificaría la Iglesia católica. Sin duda, explorar a pie el breve tramo que separa el Castel Sant'Angelo de la Basílica de San Pedro supone una experiencia única no solo para los creyentes, sino también para quienes puedan comprender la trascendencia de un enclave sobre el que se ha cimentado buena parte de la cultura occidental.
No es extraño encontrarse con viajeros llegados desde distintas latitudes buceando en los anaqueles de Coletti, una pequeña librería situada justo en la confluencia de San Pio X con la Via della Conciliazione, en la que se pueden adquirir a buen precio libros en varios idiomas sobre el pasado histórico de este imponente lugar.
Y es que conviene acercarse al Vaticano siendo conscientes de que es mucho más que la Basílica o la Plaza de San Pedro que, obvio es apuntarlo, son sus dos enclaves más conocidos. La Ciudad-Estado que desde 2013 gobierna Jorge Mario Bergoglio no es, al contrario de lo que opinan muchos, una simple acumulación de extraordinarios edificios y de obras de arte de excepcional calidad. No es únicamente un enclave cimentado en las leyendas que el hombre se ha ido fabricando sobre la vida de Jesús a lo largo de los dos últimos milenios. Es mucho más.

Devotos que, a diario, recorren los escasos quinientos metros de la Via della Conciliazione para toparse con el primer templo de la cristiandad, con la "piedra angular" sobre la que el apóstol Pedro edificaría la Iglesia católica. Sin duda, explorar a pie el breve tramo que separa el Castel Sant'Angelo de la Basílica de San Pedro supone una experiencia única no solo para los creyentes, sino también para quienes puedan comprender la trascendencia de un enclave sobre el que se ha cimentado buena parte de la cultura occidental.
No es extraño encontrarse con viajeros llegados desde distintas latitudes buceando en los anaqueles de Coletti, una pequeña librería situada justo en la confluencia de San Pio X con la Via della Conciliazione, en la que se pueden adquirir a buen precio libros en varios idiomas sobre el pasado histórico de este imponente lugar.
Y es que conviene acercarse al Vaticano siendo conscientes de que es mucho más que la Basílica o la Plaza de San Pedro que, obvio es apuntarlo, son sus dos enclaves más conocidos. La Ciudad-Estado que desde 2013 gobierna Jorge Mario Bergoglio no es, al contrario de lo que opinan muchos, una simple acumulación de extraordinarios edificios y de obras de arte de excepcional calidad. No es únicamente un enclave cimentado en las leyendas que el hombre se ha ido fabricando sobre la vida de Jesús a lo largo de los dos últimos milenios. Es mucho más.